El siguiente artículo es parte de la iniciativa Spanish Friday que promueve el blogueo en español.
Artículos en la serie Como agua para chocolate:
• Parte 1 | Como agua para chocolate: Un dicho mexicano hecho novela
• Parte 2 | Como agua para chocolate: ¿Qué es realismo mágico?
• Parte 3 | 8 ejemplos de realismo mágico en “Como agua para chocolate”
Este segundo artículo sobre la novela Como agua para chocolate de Laura Esquivel va a ser completamente dedicado a la definición de realismo mágico. De esta forma será más fácil identificar varios ejemplos de como Esquivel lo utilizó en esta obra.
Definiciones y características del movimiento literario hispanoamericano conocido como realismo mágico
El término realismo mágico se empleó por primera vez para el año 1925, cuando el alemán Franz Roh lo utilizó para “la crítica de artes plásticas” de “un grupo de pintores alemanes”. Roh indica que los pintores impresionistas reproducían las sensaciones de color y los efectos de luz lo más fielmente posible. En reacción a esto los pintores expresionistas mostraban objetos desfigurados e inexistentes “que parecían extraterrestres”. Ocurría lo mismo con los pintores post-expresionistas, sólo que esta vez lo hacían maravillados porque veían al mundo como si acabara de renacer. A este arte realista mezclado con la magia Roh lo bautizó con el nombre de realismo mágico y lo definió como “el procedimiento de realización de adentro hacia afuera para desentrañar el misterio que se esconde y palpita en el mundo”. A pesar de que para 1958 Roh cambió este término a nueva objetividad, ya la crítica literaria lo había adoptado.
Desde que el realismo mágico surgió han existido infinidad de significados e interpretaciones. Es por esto que ha sido muy difícil encontrar una definición general para el término.
Comencemos afirmando que el realismo mágico literario es una expresión de Latinoamérica que comenzó a manifestarse en los años cuarenta, cuando la narrativa estaba en búsqueda de una identidad propia. Esta expresión combina “lo cotidiano y lo maravilloso, lo mitológico y real, la fantasía y la problemática socio-política” de su escenario.
El crítico Ángel Flores popularizó el realismo mágico al describirlo como un “interés en transformar lo común y lo cotidiano en tremendo e irreal; lo irreal acaece como parte de la realidad… el tiempo existe en una especie de fluidez temporal… una trama preñada de intensidad progresivamente escalonada que le lleva a una final ambiguo y confuso”. Aquí no sólo Ángel Flores nos trata de definir que es el realismo mágico sino que menciona algunas de sus características.
En el 1949, el músico, escritor y poeta cubano Alejo Carpentier con su prólogo El reino de este mundo revoluciona la literatura latinoamericana al declarar que contenía “un misterio inherente y una esencia mágica”. Carpentier le llamó a esto “lo real maravilloso” y afirma que:
1. “hay una “literatura maravillosa” de origen europeo, referida a acontecimientos sobrenaturales;
2. la realidad americana es más maravillosa que esa literatura y, por tanto cabe hablar de “lo real maravillosamente americano”; y
3. lo “real maravilloso” de América podrá trasladarse a la literatura solamente a condición de que los escritores tengan fe en que esa América es realmente maravillosa (o maravillosamente real).”
El argentino Enrique Anderson Imbert, autor de Historia de la literatura hispanoamericana, explica las aseveraciones que Carpentier hace diciendo que “tanto los europeos como los americanos europeizados manejan un código de lo fantástico que consiste en poner el mundo al revés”. Anderson afirma que existen dos falacias: la primera “que el arte es mera imitación de la realidad y por lo tanto la realidad supera al arte”, y la segunda es que Carpentier indica que para narrar cosas extraordinarias “hay que tener fe”. Lo que Anderson intenta decir es que lo “real maravilloso” no se puede confundir con el realismo mágico.
En su ensayo El “realismo mágico” en la ficción hispanoamericana, Anderson muestra sus características del realismo mágico:
1. En la acción que se narra irrumpe de pronto un prodigio.
2. Para explicar lo inexplicable intervienen “agentes misteriosos”.
3. En vez de presentar la magia como si fuera real, presenta la realidad como una mágica.
4. El autor no hace aclaraciones ni explicaciones racionales.
5. “Entre la disolución de la realidad (magia) y la copia de la realidad (realismo) el realismo mágico se asombra como si asistiera al espectáculo de una nueva Creación.”
6. “Los sucesos siendo reales, producen la ilusión de irrealidad”.
Fernando Alegría, autor chileno, coincidió con las ideas de Alejo Carpentier. Esto lo llevó a realizar una teoría sobre el realismo mágico. En esta teoría Alegría concluye que “lo real maravilloso” y el realismo mágico son sinónimos. Además indica que ambas se nutren de sucesos históricos hechos leyenda “en la imaginación del pueblo”. Además de Fernando Alegría, Jaime Alazraki comparte las ideas de Carpentier pero las denomina “lo real maravilloso”.
Otra opinión es la que en 1964 Seymour Menton añade a la lista de las ya existentes sobre el realismo mágico. Menton expresa que el “efecto mágico” se logra uniendo escenas de gran realismo con situaciones fantásticas. Él añade que el realismo mágico “convierte la realidad en fantasía”.
En el 1966 Francis Donahue combina las tendencias expresionistas, las kafkianas e impresionistas para dar su definición del término. Utiliza la expresionista con el propósito de “imitar la forma del ensueño y su falta de continuidad”, la kafkiana (del autor checo Franz Kafka) para presentar una realidad que crea un ambiente general “que no desconoce detalles, referencias o la época histórica” y la impresionista por el valor de “los procesos mentales del individuo”.
Roberto González Echevarría divide el significado del realismo mágico en tres fases muy importantes:
1. La literatura de 1920 a 1930. En esta fase incluye el surrealismo, movimiento que intenta expresar el pensamiento puro suspendiendo así toda lógica o preocupación moral y estética.
2. La literatura de la década de 1940. Aquí González Echevarría incorpora a Carpentier y sus ideas.
3. El período de 1950 a 1970. En estos años el realismo mágico es asociado con la ficción de Latinoamérica y el “Boom” literario.
Antes de continuar con las características del realismo mágico debemos resumir la gama de definiciones que nos brindaron los críticos desde que surgió el término por primera vez en el 1925. Franz Roh y Roberto González Echevaría coinciden con la idea de que el realismo mágico nace de la realidad en donde entran en conjunto los “proceso psíquicos, el impulso lírico y el aspecto subjetivo”. En la opinión de que el realismo mágico es un método o estilo que permiten manejar la realidad individualmente, encajan los críticos Ángel Flores, Seymour Menton y Francis Donahue. El punto de vista que contempla al realismo mágico como uno “temático frente a actitudes racionales o irracionales, reflejo de la mezcla de raza y del sincretismo cultural” de Latinoamérica se ubica a Miguel Ángel Asturias. Este poeta y novelista guatemalteco indica que el realismo mágico, al tratar de comunicar o representar una visión prehistórica y simple, introduce la realidad de una manera que al “lector occidental, parece patas arriba”. La última impresión reúne las ideas de Alejo Carpentier, Gabriel García Márquez, Jaime Alazraki y Fernando Alegría. Esta indica que el autor acoge circunstancias frecuentes y las escribe de una forma tan creíble “que llegan al punto de maravillar”.
Elementos y características del realismo mágico
Como se indicó anteriormente, no se le ha asignado un significado al término realismo mágico. Los crítico y escritores expresan su definición del concepto de una forma diferente pero a la vez parecida. El realismo mágico está en contacto con lo fantástico, lo maravilloso y lo sobrenatural. Para comenzar se debe establecer la diferencia que existe entre lo mágico y lo fantástico. Por definición fantástico significa “creado por la fantasía o la imaginación”; Tzvetan Todorov sustenta que en lo fantástico el escritor crea o inventa deidades (hadas, genios, etc.) y los utiliza en una tierra hechizada. Por el contrario, lo maravilloso es algo sorprendente que causa una gran admiración; aquí el escritor no inventa personalidades con características fantásticas sino que entra en la realidad. Por lo tanto, lo fantástico no se considera como una característica del realismo mágico.
La fe y lo maravilloso son dos elementos muy importantes en las narraciones mágico realistas. Según Carpentier, el milagro es un suceso mágico que para lograrlo tiene que existir la fe. La fe es la confianza que nos permite creer, aún sin comprender el por qué o la realidad.
La literatura mágico realista contiene lo que se conoce como el tiempo mágico. Esto significa que el tiempo no fluye cronológicamente sino que es controlado por las acciones y recuerdos de los protagonistas y del autor.
En el realismo mágico existe otro elemento conocido como realidad inventada y realidad creada. La primera es el resultado del control de la realidad material y la segunda tiene una doble realidad la cual a su vez contiene lo real y lo irreal y da lugar a una “realidad mágica”.
Es de conocimiento común, que cada movimiento es una reacción de otro anterior. El realismo mágico no es la excepción. En esta ocasión los escritores querían romper con las reglas establecidas y explorar caminos nuevos pues estaban hartos de las “narraciones calculadas”. Es por esto que emplean los “sueños, el subconsciente, lo mítico y (lo) sobrenatural”.
Gloria Bautista en su libro Realismo mágico, cosmos latinoamericano resume las características que envuelve el concepto:
1. La precisión en la narración realista relacionada a un asunto sobrenatural o mágico. El escritor tiene una preocupación por el estilo y lo hace sencillo, preciso y claro.
2. La unión de componentes, temas, hechos y circunstancias para mostrar la relación de la realidad.
3. El uso de evidencias surrealistas para crear atmósferas relativas a los sueños (oníricas), inusuales e imprecisas. Utiliza lo grotesco y elabora la realidad hasta que parezca caricaturesca. “También emplea el automatismo síquico para explorar el subconsciente.”
4. La sorpresa es el resultado de la mezcla de elementos reales o irreales, concretos o abstractos, trágicos y/o absurdos.
5. El sincretismo que pone de acuerdo la magia y la religión, la civilización y el salvajismo, la miseria y la riqueza y otros aspectos.
6. El uso del mito sin tomar en cuenta su exactitud con a la historia sino como una manera para dar forma a un “mundo autónomo de la novela”.
7. El desorden limitador del tiempo consecutivo y del espacio imparcial.
8. La tolerancia de lo increíble como algo conocido, “validando lo real y lo irreal, al igual que lo maravilloso y lo mágico como parte” fundamental “de lo cotidiano y lo normal”.
9. Los personajes se desarrollan en un plano de la realidad propia que no tiene “juicios o criterios preestablecidos.”
10. Una constante preocupación por las situaciones sociales, políticas y culturales hispanoamericanas.
En el siguiente artículo de Spanish Friday presentaré varios ejemplos de realismo mágico en la novela Como agua para chocolate.
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